Por este nombre se conocen los
restos de la cerca que protegía el hisn musulmán de Balafiq (localizados junto a la actual Velefique, provincia de Almería), nombre
procedente del latin Vallis faci que quiere decir el valle de la
Higuera.
Vista general del recinto amurallado de la antigua puebla Nazarí de Balafiq. Fotografía tomada desde el cerrete contiguo donde pervive, peor que mejor, el antiguo camino que hasta sus muros conducía.
El lugar se encuentra plenamente
desarrollado en el siglo XII cuando aparece citado en el Nuzhat almustaq fi ijtiraq al-afaq (Diversión de aquel que tenga el deseo de
recorrer el mundo), uno de los mejores libros de geografía de la Edad Media,
concluido por el sabio ceutí al-Idrisi en 1154. Balafiq es
presentado como un hisn localizado en la cora de Almería, a una jornada de
ésta. Lo más probable es que no fuera un lugar de reciente fundación sino
bastante antiguo. Factores como su nombre de origen latino o la estratégica
posición en plena sierra de los Filabres guardando la cabecera de uno de los
valles que bajan hacia el campo de Tabernas desde donde se podía acceder
directamente a la capital almeriense (o a Bayyana para el caso),
permiten asignarle una cronología mínima emiral, allá por los siglos IX-X si es
que no estaba habitado ya cuando la invasión musulmana.
El recinto fortificado cuyas ruinas pueden verse en la actualidad fue
construido en la segunda mitad del siglo XII por Abu Ishaq Ibrahim,
natural de la propia Velefique y que según las fuentes musulmanas edificó hasta
veinte fortalezas, entre murallas y torres de alquería, con sus mezquitas a lo
largo y ancho de la sierra de los Filabres. La tipología de la fortificación no
desmiente esta aseveración.
Lienzo torreado en el frente
septentrional del castillo de Velefique.
Hoy en día sólo se conserva el lado de la muralla que da al norte, lo
que no resulta de extrañar ya que al ser éste el único flanco fácilmente
accesible del cerro en que se encuentra la fortaleza es normal que allí se
concentraran las defensas artificiales. De hecho, lo más probable es que el
resto del perímetro amurallado fuera de mucha menos entidad, lo que unido a su
más que probable escasa entidad constructiva haya provocado su temprana
canibalización.
El frente septentrional antes citado es un largo lienzo rectilíneo
flanqueado cada pocos metros por torres cuadradas no demasiado proyectadas
hacia el exterior. En su ejecución se empleó un mampuesto no mal escogido
aunque sin desbastar aglomerado con una argamasa de barro más o menos pobre,
responsable última del deficiente estado de construcción en que se encuentran
estos restos. Algunas torres eran huecas, otras parecen hoy macizas si bien
podría ser que el relleno fuera fruto del derrumbe de los paramentos superiores
y no del deseo de sus constructores.
Lienzo septentrional. Bastante deteriorado,
como se ve.
En el sector noroccidental de la cumbre de cerro, aprovechando una
ligera elevación que allí se encuentra, podemos distinguir los restos del
núcleo principal de la fortificación, habitual complemento de la cerca
ciudadana en el mundo musulmán y en el de los husun rurales en particular. En
él se encuentran los cimientos de una torre de tapial y también dos hermosos
aljibes de gran tamaño, bastante bien conservados. Aunque estas obras pudieran
ser por su tipología obras almohades, yo me inclino a calificarlas de nazaríes
dada la presencia de dos soberbios arcos fajones en cada uno de los aljibes,
encargados de asegurar el sostenimiento de las bóvedas de medio cañón que los
cubren, todavía en pie aunque dañadas. En tal caso deberemos datarlas en los
siglos XIV-XV, si bien lo más probable es que en ese mismo lugar se haya alzado
siempre la fortificación principal del hisn, quizás incluso el castillete
primigenio que dio lugar al asentamiento.
Torre cuadrangular hueca del lienzo
septentrional.
El interior del recinto amurallado se encuentra plagado de restos de
edificaciones, en su inmensa mayoría viviendas y talleres de humilde factura.
Son los restos de la Velefique musulmana, ganada por los castellanos en 1488
mediante capitulación. Sabemos gracias a al-Maqqari que a raíz de la
conquista de la sierra de los Filabres, los cristianos intentaron que la
población musulmana de la comarca se convirtiera a la fe de Cristo. El éxito,
bastante reducido en esta parte del reino de Granada, fue especialmente
insignificante en esta plaza de Balafiq. En consecuencia los cristianos,
recelando de que los andalusíes siguieran viviendo en una plaza tan fácil de
defender, obligaron a sus moradores a evacuarla, dispersándolos por doquier. No
fue aquél un desalojo fácil si hemos de creer a al-Maqqari, pues se
produjeron muertes entre los desesperados balafiqueños que se resistían a
abandonar el solar de sus ancestros. Así mismo muchos fueron hechos cautivos,
posiblemente por mostrarse abiertamente rebeldes.
Torre de tapial de cronología nazarí.
Zona alta.
Repoblada la plaza posteriormente, se supone que por colonos
cristianos, no se quiso regresar al emplazamiento en lo alto del cerro, tan
seguro como inhóspito. Quedó así abandonada la antigua puebla de Balafiq,
empezaba la historia de Velefique...
Aljibes nazaríes del recinto amurallado
de Velefique.
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